Al otro lado está la libertad.
Aquí, la calma,
la quietud,
la dulce soledad de quien espera,
como una flor quebrada
resignada a morir.
Tras el cristal, la vida.
De este lado, la muerte
hunde su tallo herido
en el agua silente
de los sueños
que ya nunca han de ser.
Blanca Langa
Melancólico y bellísimo poema, querida Blanca. Lo bueno de los sueños es que pueden sustituirse por otros, quizá más hermosos, como las flores que se marchitan. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarPreciosa poesía, ilustrada de modo exquisito.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Ramón Álvarez
El poema es inmenso, la ilustración excelente... pero, ¿qué sucedería si alguien abre la ventana y una brisa envuelve el cuerpo que muere? ¿seria el viento el abrazo de Lázaro? Tal vez, para los que acompañana al enfermo si lo sea... https://blocdejavier.wordpress.com/2015/04/21/tras-el-cristal/
ResponderEliminar