lunes, 18 de julio de 2011

DE LA MANO DEL ÁNGEL DE LA INFANCIA


   Los famélicos perros le ladran a la luna,
el grillo canta lejos
la canción del estío,
rueda ajena la luna,
con lentitud silente.
De cara a las estrellas,
conjugando vacíos,
el mundo me sonríe
con su faz cadavérica.
Todos los gatos negros,
los de ojos incendiados,
se asoman a mirarme con su sonrisa inmóvil.
Parpadean con miedo
las luces de otro pueblo,
las estrellas prometen
nuevos conjuros mágicos
y una mano invisible se santigua a lo lejos.

Recobro antiguos mitos de la infancia,
el cabello me crece más allá de mi cuello,
rectilíneas se alargan y alisan mis caderas,
la curva de mis senos se borra suavemente,
mi piel se dulcifica,
el camino se ensancha
y una mano invisible
se detiene en mi frente.

  (De "Cementerio de gorriones")

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