Tal vez porque me asusta romperme la armadura
y encontrarme desnuda con la ternura al aire,
porque duele, tal vez, nunca os digo
que me gusta sentirme pequeña, incluso débil,
cuando una mano amiga se posa en mi cabeza
y restaura mi paz y mi sonrisa.
No os confieso
porque soy vulnerable y me da miedo,
si ando en el caos y rozo la tristeza,
que me pueden herir quienes más amo.
Nunca os digo si me hace mucha falta
que me ordenéis el pelo y las ideas,
o me apartéis las nubes y el flequillo.
Y, sin embargo, sé que adivináis
(por más que me retoque el maquillaje),
un corazón sensible debajo del acero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario